La fecha exacta de la fundación de Resa es desconocida, aunque se sabe que ya estaba habitada durante la dominación musulmana. Sobre 908, Sancho Garcés I de Pamplona incorporó toda esta comarca a su incipiente reino tras arrebatársela a la familia muladí de los Banu Qasi de Tudela (Navarra), quienes eran vasallos de los Omeyas de Córdoba. Con el tiempo, el pueblo se convirtió en un importante bastión defensivo del reino pamplonés, primero frente al Islam y después frente a Castilla.
En 1350, tras perder su relevancia estratégica, sufrir varias epidemias de peste y desprendimientos de rocas sobre las casas del pueblo, Resa quedó prácticamente deshabitada. En esa fecha, solo vivía una familia en el lugar: la de Juan Jiménez de San Adrián. Ese mismo año, los vecinos de Andosilla compraron parte de su término municipal al rey Carlos II de Navarra, excepto el soto y las salinas. Resa, que posiblemente estuvo amurallada, tuvo dos iglesias, Santa María y San Esteban, situadas a ambos extremos del núcleo urbano, un castillo, cuya verdadera naturaleza es debatida ya que podría haber sido simplemente un conjunto de cuevas fortificadas, y un puente sobre el río Ebro, del cual aún quedaban vestigios a mediados del siglo XVII, según el relato del jesuita e historiador, José de Moret, que visitó la zona en esas fechas.
TOPONIMIA
Se desconoce su etimología. A lo largo de su historia ha tenido diferentes denominaciones: Arrezo, Arreza, Aresa, Areso y Ressa, entre otras.
Restos de una edificación
Restos de mechinales